Construir una cultura de alto desempeño: el objetivo principal de un líder efectivo
Construir y sostener una cultura de alto desempeño requiere de una gestión efectiva de recursos, tales como maquinarias, productos y clientes; pero sobre todo necesita del potencial de construcción de valor que reside en las personas.
Por Rodrigo Zambrano, LEAD Institute©.
Para cualquier tipo de organización, el alto desempeño surge como un imperativo competitivo, donde el logro de resultados condiciona las decisiones tanto a nivel estratégico como en el quehacer diario. Con el gran avance tecnológico y la velocidad con la que se transfiere la información, establecer objetivos estratégicos, delinear con claridad las cadenas de valor, identificar variables críticas de éxito e implementar procesos que optimicen la utilización de recursos se ha transformado en un commodity organizacional, haciendo cada vez más estrecho el espacio para construir ventajas competitivas sostenibles en el tiempo.
Líderes efectivos
En este contexto, el rol habitual de los buenos líderes es gestionar de manera óptima los recursos tangibles, tales como maquinarias, estructuras, procesos, productos, servicios, proveedores y clientes. No obstante, un líder efectivo para el alto desempeño, apasionado y determinado por la excelencia, persigue ir más allá para identificar y articular nuevos potenciales de creación de valor a partir de los recursos personales y relacionales de las personas que constituyen la organización.
Es importante señalar que el ejercicio de este tipo de liderazgo necesita del apoyo de la alta dirección, ya que implicará dedicar tiempo a un trabajo deliberado y determinado para el establecimiento de metodologías apropiadas para levantar recursos de la red de personas, así como también para definir las etapas adecuadas para el entrenamiento óptimo de los miembros de los equipos. Este proceso requiere tiempo y dedicación; no funciona por arte de magia, ni es gratis.
Dicho eso, el rol del líder efectivo en este contexto es de habilitador. Un líder efectivo está consciente de que en contextos competitivos los resultados mandan, pero entiende también que mientras va avanzando en el cumplimiento de las metas, necesita ir construyendo una red confiable, segura y efectiva que sustente esos logros. Su pasión y determinación por alcanzar la excelencia lo condiciona a facilitar, construir y defender los espacios de seguridad y confianza relacional para que sus equipos se conecten libremente, interactúen vertiginosamente y logren ir más allá de lo habitual, rompiendo estándares preestablecidos.
El resultado de esto es el establecimiento de un núcleo poderoso de dinámicas relacionales de excelencia, que son la plataforma para el alto desempeño colectivo. No es de extrañar que organizaciones tales como Google y Pixar, por mencionar algunas, hayan implementado este tipo de prácticas, concluyendo una y otra vez que el logro de resultados sustentables se encuentra directamente relacionado con la conectividad y el campo emocional de los equipos.
Los líderes efectivos utilizan prácticas colaborativas con foco en la cercanía, firmeza, empoderamiento y gestión de compromisos, para ir construyendo una red de seguridad psicológica en sus equipos, donde todos tengan la certeza de que pueden asumir riesgos, desde la certeza de que sus aportes serán bien considerados, sin temor a ser avergonzados, despreciados o castigados.
Este espacio relacional se caracteriza por la confianza interpersonal y el respeto mutuo que invitan a participar y colaborar en equipo, potenciando enormemente la efectividad de la gestión colaborativa. Presentado de esta manera, el rol del líder efectivo es de habilitador de un espacio de seguridad psicológica, a fin de que equipos constituidos por personas comunes y corrientes puedan soñar y concretar esos sueños, logrando resultados sobresalientes.
Instalar una cultura de alto desempeño implica, entonces, habilitar las condiciones para que las personas logren excelencia en relaciones, procesos y resultados. En ese orden.
La invitación está abierta.