Crisis climática seca embalses en Estados Unidos

5 agosto, 2022
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Imagen: Noticias ONU/Elizabeth Scaffidi

Dos de los mayores embalses de Estados Unidos, que proporcionan agua y electricidad a millones de personas, corren el riesgo de convertirse en pequeños charcos. Este es uno de los resultados de la crisis climática y del consumo excesivo de agua, según los expertos.

Por Equipo de Preservar/Noticias ONU.

Los lagos Mead, en los estados estadounidenses de Nevada y Arizona, y Powell, en los de Utah y Arizona, se encuentran actualmente en sus niveles más bajos. Si siguen así, se convertirán en meros charcos, lo que significaría que el nivel de agua en las presas sería tan bajo que ya no podrían fluir río abajo y alimentar las centrales hidroeléctricas.

El embalse del lago Mead, que es la mayor masa de agua artificial de Estados Unidos, se creó en la década de 1930 con la construcción de la presa Hoover, una obra maestra de la ingeniería. El lago Powell, el segundo más grande, se creó en la década de 1960, con la construcción de la presa de Glen Canyon.

«Las condiciones del oeste americano, que estamos viendo en torno a la cuenca del río Colorado, han sido tan secas durante más de 20 años que ya no se habla de sequía», dijo Lis Mullin Bernhardt, experta en ecosistemas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). «Nos referimos a esta situación como «aridificación», una nueva normalidad muy seca».

El lago Mead y el lago Powell no sólo proporcionan agua y electricidad a decenas de millones de personas en Nevada, Arizona, California, Wyoming, Colorado, Nuevo México y México, sino que también proporcionan agua de riego para la agricultura. Los expertos advierten que, a medida que se agrave la crisis, habrá que introducir recortes de agua, pero esto podría no ser suficiente.

«Aunque la regulación y la gestión de la oferta y la demanda de agua son esenciales tanto a corto como a largo plazo, el cambio climático está en el centro de esta cuestión», dijo María Morgado, responsable de Ecosistemas de la agencia de la ONU en América del Norte. «A largo plazo tenemos que abordar las causas fundamentales del cambio climático, así como la demanda de agua».

En los últimos 20 años, el 90% de las grandes catástrofes fueron causadas por inundaciones, sequías y otros fenómenos relacionados con el agua. Con sequías más frecuentes, los habitantes de las zonas con escasez de agua dependerán cada vez más de las aguas subterráneas por su capacidad de amortiguación y resistencia a la variabilidad climática.

El aumento de la demanda de agua debido al crecimiento de la población y el riego para la agricultura se ha visto agravado por los efectos del cambio climático, como la reducción de las precipitaciones y el aumento de la temperatura. El aumento de la temperatura provoca un incremento de la evaporación de las aguas superficiales y de la cocción de la tierra, disminuyendo la humedad del suelo.

«Estamos hablando de un periodo de 20 años de condiciones similares a la sequía con una demanda de agua cada vez mayor», dijo Bernhardt.

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