Investigadores de U. de Talca buscan extender la vida de las denominadas “pilas de hidrógeno verde”
La iniciativa apunta a mejorar la electromovilidad de los vehículos que utilizan este componente, a través de la creación de un sistema auxiliar que permita gestionar la energía correctamente dentro del vehículo y así proteger a la pila.
Por Equipo de Preservar/Agencias.
Para el desarrollo del proyecto cuentan con un equipo único en Latinoamérica, denominado “Fuel Cell Test Station”, que permite hacer pruebas de las pilas de combustible y monitorear sus principales variables, con la idea es potenciar el desarrollo y extender la vida de las denominadas “pilas de hidrógeno verde”. La investigación la desarrollan profesionales de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Talca, quienes se encuentran estudiando elementos que permitan impulsar la transición energética dirigida a la fabricación de automóviles no contaminantes.
Esto debido a que uno de los problemas que hoy presenta la masificación de estos sistemas es el bajo tiempo de vida útil de las pilas que permiten el uso del hidrógeno verde. “Eso ha sido una barrera en la implementación de la tecnología, por ello estamos estudiando las características de este componente e ideando un sistema auxiliar que permita gestionar la energía correctamente dentro del vehículo y así proteger a la pila. Con ello lograremos que este componente tenga un mayor tiempo de vida útil”, explicó Carlos Restrepo, científico que encabeza el equipo de la UTalca en esta materia.
El académico destacó que para el desarrollo del proyecto cuentan con un equipo único en Latinoamérica, denominado “Fuel Cell Test Station”, que permite hacer pruebas de pilas de combustible y monitorear sus principales variables internas como flujos, corrientes y tensiones eléctricas de cada una de las celdas, para conocer cómo se degradan en el tiempo y cómo afecta la extracción de energía desde una pila. El equipo fue adquirido a través de un proyecto Fondequip.
Energías renovables
Restrepo señaló que el futuro de la movilidad se basa en generar automóviles que reemplacen el uso de combustibles fósiles por otros no contaminantes, como es el caso del hidrógeno.
“Este tipo de batería es una buena alternativa para avanzar en esa dirección, ya que permite convertir el hidrógeno en electricidad, sin pasar por un proceso mecánico, con el fin de impulsar un vehículo de forma eficiente”, planteó el académico, quien además es director del Magíster en Ciencias de la Ingeniería con mención en Conversión de Energía de la UTalca.
Otro beneficio de este tipo de dispositivo es su rápida capacidad de carga, añadió. “Un vehículo a batería tardar en cargarse completamente varias horas, mientras que un auto eléctrico impulsado por hidrógeno se recarga en una ‘hidrolinera’ en pocos minutos, tiempo similar a los vehículos de combustión interna”, detalló.
Gestión de la energía
Junto con mejorar la vida útil del dispositivo, los científicos esperan generar aportes en el diseño de un sistema de gestión de la energía de estos vehículos híbridos impulsados por hidrógeno. Por ello, están trabajando en combinar estas pilas con almacenadores de energía como baterías o supercapacitores para mejorar el rendimiento de los vehículos.
“La UTalca se ha convertido en pionera y referente en los estudios relacionados en esta materia en Latinoamérica, además de contribuir a la formación de capital humano avanzado, de pre y postgrado, en un sector tecnológico que está comenzando a crecer en Chile”, manifestó.
Potencial en Chile
El académico señaló que, por sus características geográficas y energéticas, Chile es un país relevante en la producción del hidrógeno verde en el mundo. “Para el año 2019, el 44% de la energía producida en el país provenía de fuentes renovables y se espera que este porcentaje se incremente a 70% en el 2030 y a 95% en el 2050”, explicó.
“Somos el país del mundo que puede producir el kilogramo de hidrógeno verde más económico del mundo. Eso es muy importante porque seríamos productores masivos. Aunado a eso, nuestra posición nos permitiría entrar en el mercado asiático. Es decir, que si en el 2050, pudiéramos cubrir un 50% de la demanda de este elemento en Japón y Corea del Sur, así como un 20% de China, podríamos tener ingresos de 30 billones de dólares por año. Una cantidad de recursos similar a lo que genera el sector minero en la actualidad”, añadió.