Passivhaus: El antídoto para los hogares contaminados y enfermos por falta de ventilación
En 1981, la OMS identificó el Síndrome del Edificio Enfermo, asociado a vivir en espacios cerrados y contaminados. En tiempos de confinamiento, Passivhaus resuelve la problemática de la ventilación, con filtros de alto estándar y de manera eficiente, generando un boom a nivel mundial por este estándar de construcción.
Por Equipo de Preservar/Agencias.
Si la eficiencia energética y la reducción de emisiones fueron el trendic topic de 2019 con la COP25, en 2020 toda nuestra atención gira en torno al Covid-19 y cómo vivir en este nuevo escenario que nos ha impuesto la pandemia, sobre todo al interior de nuestros hogares, donde hemos pasado largos periodos de confinamiento.
En la industria de la construcción existe una alternativa capaz de abordar ambas preocupaciones y que nació hace casi 30 años en Alemania. Si bien el estándar Passivhaus ha estado desarrollándose en distintas partes del mundo desde entonces, la contingencia de la crisis energética y sanitaria ha aumentado la demanda por este tipo de edificaciones, especialmente en Europa. “Esto se debe a que es un estándar de origen científico, con mucha experiencia empírica exitosa a nivel mundial y exigencias medibles, que lo hacen altamente fiable”, sostiene Roberto Urzúa, director de Capacitación del Instituto Passivhaus Chile, organismo sin fines de lucro, encargado de promover la certificación en nuestro país.
El especialista explica que históricamente, las pandemias han evidenciado que la salud debe ser un atributo central en la definición de la arquitectura, provocando avances que mejoraron la higiene, como sucedió en los siglos XIX y XX con el alcantarillado, el soleamiento y la separación de espacios al interior de las viviendas. “Este 2020, la crisis provocada por el coronavirus nos exige avanzar en la ventilación controlada, que es otro aspecto relevante a la hora de bajar la carga viral y los factores de riesgo, asociados al Síndrome del Edificio Enfermo, ocasionados por la contaminación del aire en espacios cerrados, debido a la mala ventilación, las variaciones de temperaturas, partículas en suspensión, alta humedad, moho, gases y vapores de origen químico y aerosoles. En pleno siglo XXI, no podemos seguir dependiendo de abrir las ventanas cada una hora para ventilar, porque esta acción, además de permitir el ingreso de elementos nocivos, no es eficiente”, evidencia Roberto Urzúa.
Adicionalmente, diversos estudios han demostrado que en espacios cerrados con poca ventilación se producen un mayor número de infecciones por Coronavirus. Por lo tanto, se recomienda renovar el aire interior para facilitar la extracción de elementos perjudiciales para la salud. Otras investigaciones, sostienen que el Covid-19 sobrevive más tiempo en el aire demasiado seco, por ello, para frenar el virus se debe mantener la humedad de las viviendas entre el 40% y 60%. ¿Cómo controlar todos estos parámetros para generar espacios interiores más sanos y sin gastar de más?
La ventaja de las edificaciones con estándar Passivhaus es que son totalmente herméticas, “manteniendo el calor o el frío según el clima, como si viviéramos dentro de un termo, pero equipado con un sistema de ventilación y filtrado que mantiene el aire interior limpio, libre de polvo, polen, bacterias, y contaminantes”, relata el experto del Instituto Passivhaus Chile.
El sistema de ventilación y filtrado renueva de manera mecánica y continua el aire, dejando salir el aire contaminando e ingresando aire fresco permanentemente, sin alterar la temperatura interior gracias a un recuperador de calor que consume muy poca energía “Este sistema pasa el aire que ingresa por un filtro del tipo F7, que puede filtrar hasta el 95% de las partículas dañinas para el sistema respiratorio del ser humano (PM2,5=menor que 2,5 micrómetros). Estas partículas se generan sobre todo por las emisiones de autos, de fábricas, la quema de leña pata la calefacción, etc. Desde luego, un filtro F7 no filtra virus como el Covid-19, ya que tiene un tamaño aproximado de 120 nanómetros (=0,12 micrómetros), pero genera interiores más sanos, incluso más limpios que el aire que respiramos en la calle, reduciendo los factores de riesgo que mencionamos anteriormente y evitando que tengamos que realizar la acción de abrir las ventanas para ventilar”, detalla Roberto Urzúa.
En el mercado inmobiliario europeo, donde la Edificación de Consumo Casi Nulo (ECCN) está más desarrollada, ya se observa el aumento en la demanda por viviendas Passivhaus y en nuestro país, el Instituto está supervisando la construcción de los dos edificios residenciales en las comunas de Ñuñoa y Providencia, que pertenecen a Inmobiliaria Urbes y que serán los primeros proyectos de este tipo certificados a nivel Latinoamericano. El director del instituto adelanta que paralelamente se están estudiando otros proyectos similares en Santiago y regiones, “demostrando que la industria local ha asumido el desafío de desarrollar proyectos habitacionales más sanos, que ayuden a mejorar la calidad de vida de sus residentes, con un bajo consumo e impacto en las emisiones de CO2”, finaliza.