Prevención de Riesgos de Chile: No se puede seguir con trabajadores protegidos y otros desprotegidos

23 julio, 2020
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“La realidad de la Prevención de Riesgos en Chile es absolutamente dispersa y, como sucede en todo el modelo de seguridad social de nuestro país, nos falta un importante número de datos para poder realizar un análisis serio y detallado”, señala Alejandro Valdebenito Cartes, Presidente Nacional Colegio de Expertos en Prevención de Riesgos de Chile. En esta entrevista, también se refiere a cómo debería ser el retorno seguro al trabajo presencial de aquellos trabajadores que permanecen en cuarentena.

Por Claudia Bravo Cid.

¿Cuál es la realidad de las empresas de distintos rubros en cuanto a la prevención de cara a sus trabajadores?

Uno de los cuestionamientos que se efectúa en la pandemia es la diferencia de datos entre el Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud y el reporte que se entrega cada día.  En materias de siniestralidad laboral tenemos la misma complicación y la hemos manifestado públicamente. La SUSESO tiene registrada menos muertes laborales que la DEIS; nos preguntamos ¿por qué existe esta diferencia de datos? Y la respuesta es que no todas las personas que realizan actividades laborales en Chile están cubiertas por el Seguro Social de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, ya que este solo incorpora a trabajadores formales también actualmente a honorarios pero deja fuera de esta protección social al 40.5% de los trabajadores que son informales (fuente: estudio sobre informalidad laboral de la OIT). Peor aún, hay rubros que, por su manera de funcionamiento, no tienen mayores exigencias de protección a las personas.

El modelo chileno de seguridad laboral está anclado en el Código del Trabajo, Estatuto Administrativo, Estatuto Docente, es decir, solo en trabajadores formales. A nivel de empresas, sectores como minería, celulosa, y montaje han implementado importantes mejoras, pero también se requiere observar de mejor forma estos ámbitos, ya que muchas de las tareas de alto riesgo son ejecutadas por empresas contratistas y al cruzar las curvas de sus compartimientos veremos que estos rubros presentan mejores datos, mejores estadísticas y que los contratistas presentan datos más complejos; entonces, ¿se gestionó el riesgo o solo lo traspasamos a un tercero para evadir impactos mayores? Como Colegio de Expertos en Prevención de Riesgos de Chile, hemos propuesto un nuevo trato de la Prevención de Riesgos (tanto al poder legislativo como al ejecutivo), acorde a las nuevas características del mercado laboral, con focalización en la pequeña y mediana empresa porque es ahí donde la prevención no está llegando.

¿Qué hace falta para que más empresas inviertan en la seguridad de los trabajadores? 

Necesitamos un nuevo trato desde los aspectos legales, pero también desde las organizaciones: debemos entender que los y las trabajadores no son solo un número, que la seguridad y salud ocupacional no es un adorno en los proyectos o procesos productivos,  que es primordial para la correcta ejecución de los servicios o procesos, que es un imperativo ético, social, un derecho humano irrenunciable, que es deber de todos y todas no solo de las organizaciones sino también de los trabajadores. El Estado, las empresas u organizaciones deben invertir en sus trabajadores porque sin personas no hay proceso, pero tampoco hay necesidades y cuando no hay necesidades la economía se paraliza, los servicios, lo bienes u otros dejan de ser prioritarios. Lo hemos visto en la pandemia: cuando se afecta el desarrollo humano, cuando se pone en peligro la vida cuando el riesgo no se controla, la economía se detiene. Entonces, falta tomar más conciencia de que no hay nada más importante, hermoso y significativo que la vida misma, cuando protegemos la vida la salud de las personas también protegemos a la sociedad en su conjunto, a las actividades económicas, al desarrollo productivo y al bienestar de todos.

¿Existen ciertas industrias más avanzadas en este ámbito?

Sí, existen empresas que han entendido que invertir en bienestar es tan importante como hacerlo en las demás áreas de negocio, hemos observado avances en materias de políticas de recursos humanos, en la implementación de gerencias de la felicidad y en modelos compensatorios de prestaciones. Pero estamos lejos de que esto sea un tema transversal a todas las organizaciones; tenemos un desafío como país, debemos avanzar hacia un mejor trato de las personas y como piso mínimo que toda actividad laboral esté incorporada al modelo de seguridad social, no podemos seguir con trabajadores protegidos y otros desprotegidos. Un país que pretenda ser desarrollado no puede dejar fuera a más de 3.5 millones de personas del modelo seguridad social. Hemos escuchado mucho del concepto de responsabilidad social empresarial, pero en ocasiones se ha transformado un lindo discurso y no en planes de acción concreto tampoco de políticas públicas serias. En Chile en un mismo ambiente laboral en ocasiones dentro de las mismas organizaciones tenemos colaboradores que están protegidos y otros que no lo están. Por ejemplo una secretaria contratada por una plataforma de servicio de transporte está protegida, tiene contrato, está dentro del sistema de seguridad social y quizás recibe beneficios de la organización, pero su compañero de trabajo que presta servicio como conductor de esa plataforma de servicio no está protegido, no tiene contrato queda fuera del modelo de seguridad social: La primera puede acceder al seguro de cesantía, el segundo no puede, aunque ambos trabajadores sean de la  misma plataforma o empresa.

¿Cómo se han comportado en este tema, en tiempos de pandemia, las empresas que deben seguir operativas? 

Las tiendas departamentales, supermercados, el retail puede seguir funcionando mientras la autoridad así lo determine, pero tomando todas y cada una de las medidas de protección para sus trabajadores como para las personas que acuden a estos espacios. En este aspecto se han implementado medidas correctas: control de acceso, limitación del público asistente, uso de equipos de protección, delimitación de espacios, etc. Son medidas adecuadas, pero también hemos observado confusiones en la interpretación de la normativa, principalmente en lo relativo a la protección respiratoria o de la vía de ingreso de este virus. En el ámbito laboral, todo equipo de protección personal debe estar certificado, sin excepciones, no podemos confundir las indicaciones para circulación de las personas en la vía pública o espacios públicos  con las medidas de protección a los trabajadores si uno de estos está expuesto a público, con lo cual existe probabilidad de contagio. Este debe contar con equipos certificados, mascarilla certificada y acorde al tipo de riesgo al cual está expuesto, no solo los trabajadores del retail o quienes están bajo el Código del Trabajo; también los trabajadores públicos, los trabajadores del Estado; es la única forma de evitar que el COVID19  afecte a la gente que trabaja.

 

 

¿Cómo debería ser en el futuro un retorno seguro a los trabajos de manera presencial? 

Hay muchas empresas trabajando de manera presencial, con restricciones en algunas operaciones. Los sectores donde más se ha disminuido el trabajo presencial es en las zonas que han tenido cuarentena. Para retomar las actividades rutinarias las organizaciones deben adoptar medidas de higiene en el desarrollo de su proceso, establecer controles de ingreso del personal, tener la separación adecuada entre personas, procedimientos de trabajo, encuestas de salud, capacitación y equipos de protección personal. Las medidas específicas dependerán de cada organización acorde a nivel de riesgo; recetas mágicas no existen solo parámetros mínimos a cumplir para evitar tener brotes en las organizaciones.

¿Qué elementos básicos debería tener todo plan de riesgos al interior de una empresa? 

Existen varios modelos que se pueden implementar en un plan de riesgo, pero todos tienen algunos elementos en común que siempre se deben considerar. Lo primero es identificar los aspectos legales que regulan el proceso de trabajo para conocer cuál es nuestro nivel de cumplimiento y las brechas que debemos mejorar. La identificación de los peligros y la evaluación del riesgo es un elemento clave para poder diseñar soluciones de ingeniería, administrativas, de control del proceso y de protección de las personas con el objetivo que ese peligro no termine impactando de manera negativa a la organización. El seguimiento y el control de medidas preventivas, la investigación de incidentes la auditoría y propuestas de mejora son elementos base de un sistema de mejoramiento continuo en materias de administración estratégica del riesgo

¿Es valorada esta profesión por las empresas? 

Sí, la prevención bien entendida es muy valorada al interior de las organizaciones, es una herramienta transversal que está al servicio de la continuidad de giro de las organizaciones, protege las interacciones que se producen al interior de la cadena de valor, permite la eficiencia de los procesos, elimina costos innecesarios, posibilita el cuidado y protección de las personas. Sus impactos positivos pueden incluso mejorar la rentabilidad de los proyectos. Lo que sí necesitamos es una nueva política pública en torno a la seguridad y salud ocupacional. Nuestro actual cuerpo legal se debe modificar y pasar a una prevención 5.0; pensar en los grandes desafíos de la administración estratégica del riesgo, aumentar la innovación y desarrollo, incorporar a la micro, pequeña y mediana empresa a este desafío. Las organizaciones que no entiendan estos nuevos desafíos de la prevención quedaran obsoletas en el mercado o tendrán menor capacidad competitiva. Hoy la administración estratégica del riesgo es la principal herramienta para el nuevo ciclo económico; sin prevención no existirá desarrollo posible.

 

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