Recimat obtuvo Premio Nacional de Medio Ambiente
La empresa recibió la distinción en la categoría Tierra, gracias a su labor de valorizar baterías de auto en desuso. Ese residuo peligroso se transforma en lingotes de plomo y chips de plástico, listos para volver a entrar al ciclo productivo, cumpliendo así la premisa de la economía circular.
Por Equipo de Preservar.
Recimat, empresa recicladora de baterías de automóviles, recibió el Premio Nacional de Medioambiente en la categoría Tierra para Grandes Empresas, el cual reconoce el compromiso con la sustentabilidad y cuidado del ecosistema. La ceremonia se realizó el 2 de septiembre y contó con la presencia de la ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt.
El reconocimiento de Fundación Recyclápolis destacó la solución que entrega Recimat a la problemática de las baterías usadas, uno de los productos considerados “prioritarios” por la Ley REP, de Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje.
Reciclaje de baterías para cuidar el medioambiente
Al año se desechan casi dos millones de estos dispositivos en Chile, las que ponen en serio riesgo la salud humana y del entorno, debido a sus componentes como plomo y sus sales, junto con ácido sulfúrico. Estos elementos percolan la tierra, pudiendo alcanzar napas subterráneas que riegan el pasto que consumen animales, contaminando a quienes los consuman.
Reciclar las baterías es la única manera de evitar que contaminen, lo que la compañía chilena hace en su planta ubicada en Calama, la que cumple con los más altos estándares ambientales a nivel mundial.
“Nuestra empresa se encarga del 92% de estos residuos a nivel nacional, los que se recolectan por todo el país, incluso en territorios tan alejados como la Patagonia o Rapanui. También contamos con bodegas de acopio autorizadas en Arica, Calama, Santiago y Concepción”, explica Antonio Carracedo Diez, gerente comercial.
Luego de reciclar las baterías, Recimat obtiene pellets de plástico y lingotes de plomo, los que se utilizan como materia prima para poder elaborar otros productos nuevos. Se cumple así el principio de la economía circular, que busca valorizar los desechos para que vuelvan a entrar al ciclo productivo, evitando así la extracción de nuevos recursos naturales. En el caso de un metal pesado como el plomo, su reciclaje y refinación da un resultado de la misma calidad que el que se utiliza por primera vez.